Hace unas semanas estuve disfrutando de un curso de formación durante 3 semanas en Segovia, no era muy intenso ya que el horario era de 9 de la mañana hasta las 7 de la tarde, entre medio un par de breaks de casi media hora y un almuerzo de 1 hora, pero la misma dinámica todos los días cansa, así que los organizadores del curso decidieron introducir en la segunda semana un día distinto, se propusieron varias iniciativas, visitas culturales, un paint-ball, actividades deportivas… Finalmente se optó de forma acertada por un mix de todas ellas, un día realizando actividades en equipo en los Ángeles de San Rafael.
Después de enterarnos de la decisión tomada por la organización del curso, reconozco que nos llevamos una gran sorpresa, pero el miércoles a las 16:00 horas después de haber comido rápidamente, nos dirigimos los 400 compañeros en autobuses a los Ángeles de San Rafael, un lugar en medio de la sierra donde nos comentaron que solía ir el Atlético de Madrid a realizar las pretemporadas, allí nos recibieron un grupo de monitores con música a todo volumen, nos entregaron una especie de dorsales de distintos colores con números, a través de ellos formaron los equipos y empezamos a realizar pruebas que abarcaban todas las disciplinas imaginables, habilidad, fuerza, inteligencia,…con un ingrediente común: el trabajo en equipo.
La gran mayoría de los que fuimos con indiferencia, conforme avanzaba la tarde nos dimos cuenta del acierto de la organización del curso y el rotundo éxito de la actividad, que sin comerlo ni beberlo, nos contagió a todos y nos hizo pasar una tarde agradable, amena y distinta de las que ya estábamos disfrutando.
Un saludo, Phoenix.
Después de enterarnos de la decisión tomada por la organización del curso, reconozco que nos llevamos una gran sorpresa, pero el miércoles a las 16:00 horas después de haber comido rápidamente, nos dirigimos los 400 compañeros en autobuses a los Ángeles de San Rafael, un lugar en medio de la sierra donde nos comentaron que solía ir el Atlético de Madrid a realizar las pretemporadas, allí nos recibieron un grupo de monitores con música a todo volumen, nos entregaron una especie de dorsales de distintos colores con números, a través de ellos formaron los equipos y empezamos a realizar pruebas que abarcaban todas las disciplinas imaginables, habilidad, fuerza, inteligencia,…con un ingrediente común: el trabajo en equipo.
La gran mayoría de los que fuimos con indiferencia, conforme avanzaba la tarde nos dimos cuenta del acierto de la organización del curso y el rotundo éxito de la actividad, que sin comerlo ni beberlo, nos contagió a todos y nos hizo pasar una tarde agradable, amena y distinta de las que ya estábamos disfrutando.
Un saludo, Phoenix.
No comments:
Post a Comment